La Teoría
de Piaget sobre el lenguaje y pensamiento del niño
Piaget
afirma que los niños crean de forma activa su propio conocimiento del mundo y
atraviesan cuatro fases dentro del desarrollo cognitivo. Dos procesos son
fundamentales para esta construcción cognitiva del mundo: organización y
adaptación. Para dar sentido a nuestro mundo, organizamos nuestras
experiencias. Pero no sólo organizamos nuestras observaciones y experiencias,
sino que
también adaptamos nuestro pensamiento para incluir nuevas ideas porque
la información adicional fomenta la comprensión.
Piaget creía que nos adaptamos de dos maneras: mediante la
asimilación y la acomodación. La asimilación se produce cuando los individuos
incorporan nueva información a su conocimiento existente y la acomodación
ocurre cuando los individuos ajustan la nueva información.
Piaget también creía que atravesamos cuatro periodos en la
comprensión del mundo. Cada una de estas fases está relacionada con la edad y
consta de diferentes formas de pensamiento. ¿Cómo son los cuatro estadios del
desarrollo cognitivo de Piaget?

Las cuatro etapas propuestas por Piaget son: sensorio
motriz, pre operacional, de operaciones concretas y de operaciones formales.
Enseguida se abordara a detalle cada una de las etapas.
Etapa sensorio motriz: abarca desde el nacimiento hasta los
dos años. Durante este estadio los niños basan su comprensión del mundo
alrededor de los objetos que tocan, chupan, muerden, agitan, etc.
Al inicio de esta etapa
los niños tienen poca competencia para representar el ambiente mediante
imágenes, lenguaje u otro símbolo, y carecen de lo que Piaget denomina
permanencia del objeto (la conciencia de que los objetos aún existen aunque
estén fuera de nuestra vista). Antes de
los nueves meses, los niños no se esforzaran por buscar un juguete que este
oculto bajo una almohada, puesto que si el objeto no se encuentra dentro de su
campo visual, es como si dejara de existir. No obstante, aproximadamente poco
después de los nueve meses de edad, comenzara a buscar a buscar activamente el
objeto ausente, lo que indica que ha desarrollado una representación mental del
juguete. De tal forma, que la
permanencia del objeto es un elemento crucial que se desarrolla durante esta
etapa.
Etapa pre
operacional: de los 2 a los 7 años. El desarrollo más importante durante esta
etapa es el uso del lenguaje.
Los niños desarrollan sistemas de representación interna
(esquemas) que les permiten describir personas, sucesos, sentimientos,
etc., incluso pueden llegar a usar
símbolos durante el juego, por ejemplo, cuando pretenden que un libro que
deslizan sobre el suele es un carro.
A pesar de que el niño posee un pensamiento más avanzado que
en la etapa anterior, su pensamiento aún es cualitativamente inferior que el de
la edad adulta. Esto se puede
ejemplificar, cuando se observa a un
niño que atraviesa por esta etapa con un pensamiento egocéntrico, es decir, una
forma de pensar en la que el niño percibe completamente el mundo desde su
propia perspectiva.
Según Piaget la lógica del niño es el egocentrismo de su
pensamiento, el cual interviene como una posición media entre el pensamiento
autista y el pensamiento dirigido.

Etapa de operaciones concretas: desde los 7 hasta los 12
años de edad. El dominio del principio de conservación marca el comienzo de
esta etapa. Sin embargo, los niños aún no entienden completamente algunos
aspectos de la conservación (como el peso y el volumen) durante varios años.
Durante este periodo, los niños desarrollan la capacidad de pensar en forma más
lógica y comienzan a superar parte del egocentrismo característico de la
etapa pre operacional.
Otro elemento que desarrollan durante esta etapa, es el
concepto de reversibilidad, la idea de que algunos cambios se deshacen al
revertir una acción anterior. Por ejemplo, entienden que cuando alguien tiene
una bola de plastilina y la alarga en forma de salchicha, esa persona puede
crear de nuevo la bola original al revertir la acción.
Etapa de las operaciones formales: de los 12 años a la edad adulta.
A lo largo de este periodo, se desarrolla un pensamiento abstracto, formal y
lógico. El pensamiento ya no está ligado a sucesos que los individuos observan
en el entorno, sino que son capaces de hacer abstracciones y resolver
problemas. Quienes atraviesan por esta etapa pueden abordar los problemas de
manera sistemática, como si fuesen científicos que realizan un experimento,
examinan los efectos de las variables sobre otras.
Según Piaget, el nexo que unifica todas las características
específicas de la lógica en el niño es el egocentrismo de su pensamiento, y
refiere a este rasgo central todos los otros que encuentra, como el realismo
intelectual, el sincretismo y la dificultad para comprender las relaciones.
Describe el egocentrismo como ocupando, genética, estructural y funcionalmente
una posición intermedia entre el pensamiento autista y el dirigido.
Para resumir diremos que el autismo es la forma original y
primera del pensamiento; la lógica aparece relativamente tarde, y el
pensamiento egocéntrico es el vínculo genético entre ellos.
Nuestros trabajos nos indican que el lenguaje egocéntrico no
permanece durante mucho tiempo como un simple acompañamiento de la actividad
infantil. Aparte de ser un medio expresivo y de relajar la tensión se convierte
pronto en un instrumento del pensamiento en sentido estricto, en la búsqueda y
planeamiento de la solución de un problema. Un accidente ocurrido durante una
de nuestras experiencias provee una buena ejemplificación de una forma en la
cual el lenguaje egocéntrico puede alterar el curso de una actividad: un chico
de 5 años y medio se encontraba dibujando un tranvía cuando se le quebró la
punta del lápiz; trató, sin embargo, de terminar la circunferencia de una
rueda, haciendo fuerte presión sobre el papel, pero no quedaba más que una
profunda marca sin color; entonces murmuró para sí: “está rota”; apartó el
lápiz, en su lugar tomó las acuarelas y comenzó a dibujar un tranvía roto,
luego de un accidente. Continuó hablando consigo mismo de tanto en tanto sobre
el cambio de dibujo.
La expresión egocéntrica del niño provocada accidentalmente
afectó en tal forma su actividad que es imposible confundirla con un simple
derivado, considerarla como un acompañamiento que no interfiriera la melodía.
Nuestras experiencias muestran cambios de un alto grado de complejidad en la
interrelación de actividad y lenguaje egocéntrico. Observamos cómo este último
señalaba primero el resultado final de un punto cambiante en una actividad,
luego se trasladaba gradualmente hacia el centro, y finalmente se ubicaba en el
comienzo de la actividad para asumir una función directiva y elevar los actos
del niño al nivel del comportamiento intencional. Lo que sucede aquí es similar
a lo que ocurre en la bien conocida secuencia de desarrollo del nombre de los
dibujos. Un niño pequeño dibuja primero, después determina qué es lo que ha
dibujado; en la edad siguiente pone nombre al dibujo cuando está a medio hacer
y, finalmente, decide de antemano qué es lo que va a dibujar.
En la obra de Piaget no figura nada de lo dicho
anteriormente, pues él cree que el habla egocéntrica desaparece de modo total.
En sus trabajos se concede poca importancia a la elucidación específica del
desarrollo del lenguaje interiorizado, pero desde que éste y el egocéntrico verbal
cumplen la misma función, la implicación podría ser que, si como sostiene
Piaget, la etapa del egocentrismo precede al lenguaje socializado, entonces el
interiorizado debe preceder también al habla socializada, presunción
insostenible desde el punto de vista genético.
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